lunes, 8 de enero de 2018

El precio de la electricidad sube más en España que en la UE por la sequía


Entre enero y junio el coste de la luz en los hogares se elevó un 5,1% en el mercado español, frente a una leve caída del 0,5% en Europa 


Embalse de Lindoso en Orense, donde tras la sequía ha emergido el antiguo pueblo de Aceredo. OSCAR CORRAL EL PAÍS

Los estragos de la sequía repercuten directamente en la factura de la luz. El precio de la electricidad que soportan los hogares españoles fue uno de los que más subió en la Unión Europea durante la primera mitad del año. Entre enero y junio, escaló un 5,1% frente al mismo periodo de 2016, bastante por encima del 0,5% que repuntó en la eurozona y del -0,5% que descendió en la UE. Además, el coste por 100 kilovatios hora sigue situado entre los más caros de Europa, antes y después de impuestos. Los expertos acusan al sistema de ser demasiado opaco. 

El motivo de que suba tanto el precio de la luz en España reside en la sequía, apuntan fuentes del sector eléctrico. Los embalses están bajos. Se ha dado poco viento. Y eso ha provocado que se emplee menos la energía hidroeléctrica y la eólica, que son más baratas. Para sustituirlas, se ha tirado de las plantas de gas o ciclo combinado, que resultan más caras. Y salen aún más caras porque en otros países cuentan con gas o lo reciben de Rusia por tuberías. En cambio, en España se licúa, se transporta y luego se regasifica para su uso, de ahí que sea más oneroso. También cuesta más porque el gas cotiza referenciado al petróleo, cuyo precio se disparó tras el acuerdo de los países productores para limitar la producción. 

Esas son las razones de este repunte. Pero la carestía de la luz viene de antes. Con impuestos incluidos, España registró un coste de 23 euros por 100 kilovatios hora en el primer semestre de 2017. Este precio solo fue superado por los 30,5 euros de Alemania y Dinamarca y los 28 euros de Bélgica. Y se encuentra en los mismos niveles que Irlanda, con 23,1 euros, y Portugal, con 22,8. 



Sin impuestos, España figura como el país más caro junto a Irlanda y Bélgica. Sin embargo, según los expertos, esto se debe a que los costes de las renovables se cobran directamente a las empresas, mientras que en otros países se fija un impuesto específico. Por eso, esta comparativa resulta más desfavorable para España. En todo caso, el precio total incluyendo impuestos sale consistentemente siempre más caro que la media. Según fuentes conocedoras, el problema es que se han cargado sobre la factura de los hogares elementos que no deberían, aprovechándose de la opacidad. Por ejemplo, los subsidios al carbón o la industria. También se están pagando todavía las renovables, en especial la fotovoltaica. Se decidió empezar con ellas cuando la tecnología todavía era incipiente y, por lo tanto, carísima. Para algunas fuentes pesa además mucho la regulación, y citan como ejemplo la retribución que se concede a la red de alta tensión. 

Fuentes de Competencia argumentan que hay tres procedimientos abiertos en Europa contra el Gobierno por hechos que encarecen la luz: uno se ha empezado porque es el Ejecutivo y no el regulador quien fija la parte regulada o peajes, lo que permite al Gobierno hacer política con el recibo de la luz, por ejemplo bajando costes a la industria vasca. Un segundo procedimiento se ha iniciado debido a que el Estado paga a precio de oro a la gran industria por interrumpir la producción cuando hay picos de demanda. En este caso, se trata además de una interrumpibilidad que nunca se usa. Y otro se ha emprendido porque el Estado español presuntamente está remunerando a las eléctricas por mantener una capacidad instalada superior a la que se necesita. Y todo ello a cuenta de la factura de la luz. 

Respecto a la rebaja a la industria vasca, el Ministerio de Energía alega que esta beneficia a más territorios y que solo se llevará a cabo cuando lo subsidien los Presupuestos. Es decir, no lo pagará el consumidor. En cuanto al procedimiento sobre la interrumpibilidad, Energía explica que este aún no se ha producido. Hay conversaciones en la UE sobre cómo revisar el sistema y hay una discusión por ello entre la comisaría de competencia y la de energía, sostienen. Además, insisten en que su coste para el consumidor es mucho menor que el ocasionan, por ejemplo, las renovables. Por último, el Ministerio resta importancia a quién fija los peajes. Esto es una decisión política, subrayan.


Publicado en: El País

 

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