viernes, 13 de marzo de 2015

La eficiencia energética en la vivienda, tan crucial como ignorada


Compradores, propietarios e inquilinos continúan subestimando el consumo de sus casas 

La diferencia del gasto entre un inmueble G y uno igual pero A asciende a 2.300 € al año 

Los expertos piden incentivos fiscales y hasta un 'Plan Pive' para concienciar al ciudadano 



lustración: LUIS PAREJO


La eficiencia energética es sin duda una de las grandes asignaturas pendientes, si no la principal, en el mercado de la vivienda. Sobre todo, en el escaparate de la segunda mano. Ni vendedores (particulares) ni compradores suelen dar importancia a la calificación de un inmueble pese a que afecta, y mucho, a sus bolsillos. Para los primeros, una casa de bajo consumo se traduce en un mayor valor del activo, mientras para los segundos puede suponer un gran ahorro. 

Por el momento, de poco parecen servir las medidas de los diferentes gobiernos para cumplir con una directiva comunitaria. Ni el Código Técnico de Edificación (CTE) para nuevas construcciones, en vigor desde 2007, ni la etiqueta energética necesaria para comercializar viviendas, obligatoria desde 2013, están calando en la calle. El Objetivo Europeo 20-20-20 para 2020 (reducir un 20% el consumo de energía de los edificios, minimizar un 20% sus emisiones de CO2 y potenciar las renovables hasta aportar un 20% de la energía) se antoja difícil de cumplir. 

Tanto el CTE como el certificado estaban llamados a marcar las diferencias entre las casas eficientes e ineficientes y, lo más importante, a concienciar al ciudadano de que aunque en apariencia se trate de un producto parecido, energéticamente no tienen nada que ver. Sin embargo, la etiqueta energética aún juega un papel secundario en el mercado inmobiliario. Todo lo contrario de lo que ocurre con los electrodomésticos, aunque quizá el mejor ejemplo sea el sector del automóvil. Al adquirir un coche siempre se pregunta por su consumo, mientras que al comprar un piso muy pocos lo hacen. 

El hecho de ignorar la capacidad energética de las casas choca más aún en un país como España, donde gran parte del parque residencial es muy deficiente por su elevada edad. De 26 millones de casas españolas, 15 tienen una antigüedad superior a 30 años y otros seis millones se edificaron hace más de medio siglo. 

Esta cruda realidad energética ha salido a la luz con la tramitación de los certificados de casas para su venta o alquiler. Tinsa Certify ha hecho una radiografía en base a su muestra. Hasta el 43% de las etiquetas cursadas por esta firma (más de 40.000) ha dado como resultado la letra G, la menor calificación, mientras que otro 14% ha obtenido la F y el 36,9% la E. Apenas un 5% de las casas logra etiquetas A, B, C o D

"España no destaca por su conciencia ecológica", responde Luis Cañada, coordinador de Tinsa Certify, a la pregunta de por qué el comprador y el arrendador de viviendas suelen ignorar el factor de la eficiencia. Recuerda que España estableció la etiqueta energética en 2013, el vigesimosexto país en hacerlo de los 27 de la Unión Europea y 11 años después que lo hiciera Alemania. En su opinión, la puesta en marcha del certificado no ha sido la más adecuada. "El ciudadano ha percibido la etiqueta como un nuevo impuesto, por lo que no se ha concienciado de las ventajas económicas del ahorro energético", lamenta. 

Tinsa Certify ha hecho una estimación del gasto anual en energía "necesaria para garantizar un nivel de confort medio" según la clasificación energética de la vivienda. Mientras que alimentar energéticamente una casa G cuesta 2.500 euros al año, abastecer una vivienda A supone 200. Este cálculo se hace sobre un piso en Madrid capital de 100 metros cuadrados útiles con una antigüedad próxima a 50 años. La cuantía en el caso de un inmueble E, calificación que no es difícil de alcanzar, asciende a los 1.200 euros anuales. Desde Tinsa Certify se insiste en que con una moderada inversión puede mejorarse de modo importante la eficiencia de las casas y lograrse importantes ahorros, con los que se amortizaría en pocos años el pago para la mejora. 

La compañía iEnergy ha elaborado para este suplemento una simulación de cómo un piso en planta intermedia en un bloque de vivienda colectiva en Madrid de 90 metros cuadrados con etiqueta G puede convertirse en una letra B [Ver gráfico]. Bastaría con mejorar la envolvente (invirtiendo 6.800 euros) o las instalaciones (4.800 euros) para que escalara a una calificación E. Realizando las dos actuaciones conjuntamente, la casa llegaría a la D. Es decir, con una inversión de 11.600 euros se ahorrarían 1.675 euros al año. Esta misma casa podría llegar incluso a rozar la máxima eficiencia si se le dota de energías renovables. Por un coste añadido de en torno a 5.000 euros subiría incluso a una etiqueta B, con lo que rebajaría hasta en un 88% sus emisiones de CO2 respecto a su estado (G).

FUENTE: iEnergy y Tinsa Certify

Desde iEnergy explican que en la vivienda usada resulta casi una utopía la letra A, objetivo que se podría lograr con la instalación de una caldera de biomasa y que resulta muy complicado en edificios antiguos por la falta de espacio para su ubicación. Por ello, la máxima calificación parece quedar reservada a la obra nueva.  
Por otro lado, Cañada apunta que, más allá del ahorro, "el valor del inmueble termina ajustándose a la baja en viviendas poco eficientes y al alza en las más eficientes". Cree que "es necesario valorar el coste energético con mayor realismo y considerarlo al comprar o alquilar". Para que se dé un cambio de mentalidad, aboga por "campañas de concienciación", previas a un cambio en la legislación, en las que se informe del ahorro y de la necesidad de reducir emisiones contaminantes.

Incentivos fiscales

"Es cierto que el CTE obliga a una alta eficiencia a los nuevos proyectos (A o B), pero respecto al parque de viviendas existente, desgraciadamente, no hay (ni está prevista) ninguna normativa para motivar su renovación", avisa Cañada, quien abogaría por incentivar el ahorro energético vía fiscal. "La diferencia impositiva en función de la calificación contribuiría a la inmediata percepción por el contribuyente", dice. 

Según los expertos, estos acicates fiscales podrían plasmarse, por ejemplo, por parte de los Ayuntamientos, en una rebaja en el recibo del IBI en proporción a las emisiones contaminantes, como ya se hace con los coches en el impuesto de circulación.

En el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), dependiente del Ministerio de Industria, son conscientes de que la tributación representa "una herramienta óptima" para potenciar la eficiencia, pero puntualizan que impulsar una medida en este sentido no es sencillo. «La fiscalidad que recae sobre una vivienda es competencia de tres administraciones (estatal, autonómica y local), por lo que cada una sólo puede actuar sobre una parte», explican fuentes del Idae.

Con el actual panorama en cuanto información, leyes e incentivos, no es de extrañar que la eficiencia energética sea un factor subestimado por la oferta y demanda de vivienda. "Aún no hay una cultura en este tema y tanto compradores como vendedores ven el certificado como un mero trámite. Existe un desconocimiento general sobre la información que proporciona y para qué sirve", declara Eva de Miguel, agente asociado de la red inmobiliaria RE/MAX. "Nadie o casi nadie", añade, "pregunta en las visitas a un piso por su consumo". De Miguel confirma que tampoco se aplica un parámetro corrector de precios de venta según la calificación de la casa.

El pasotismo respecto a la eficiencia también tiene su eco en el alquiler. "Pocos son los inquilinos que preguntan por la calificación al arrendar. Su mayor preocupación es la renta", asegura David Caraballo, director comercial de Alquiler Seguro. Desde esta firma, no obstante, sí que se tiene en cuenta la etiqueta energética a la hora de establecer el precio de la rentas. "Es una variable más como la ubicación, la orientación, la tipología, etc.", aclara.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denuncia el desconocimiento sobre la importancia de la sostenibilidad en las viviendas. "Debería ser un criterio tan importante como los equipamientos y entendemos que la Administración tendría que hacer un mayor esfuerzo en la difusión de sus ventajas. Fomentar el ahorro y la eficiencia en los hogares tendría que ser uno de los ejes de la política energética", indica Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU, que desliza que "hay muchos intereses en lo contrario". 

Izverniceanu cree que "siempre se puede hacer más". "Hasta ahora, las políticas sobre eficiencia han sido muy tímidas. Se necesitan acciones más firmes, como mejorar la coordinación entre las administraciones autonómicas y sus planes renove", propone. "Además", comenta, "al igual que hay un Plan Pive para estimular la compra de coches y reducir la antigüedad del parque móvil, habría que impulsar planes para promover la mejora energética de los edificios con una dotación económica y coordinación similares". 

Promotores mentalizados

Aludiendo también al sector del automóvil, Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), cree que "igual que un coche que contamina menos paga menos impuestos, la construcción más eficiente debería ser bonificada". "No se incentiva nada la edificación sostenible", lamenta. Para Gómez-Pintado, "la eficiencia y la vivienda deben ser inseparables por la alta dependencia energética de España, el respeto medioambiental y el ahorro que conlleva para el usuario". 

Para potenciar la sostenibilidad en el parque residencial, el presidente de Asprima pide que la Administración sea menos restrictiva con el diseño y la ubicación de los proyectos. El máximo responsable de los promotores madrileños también corrobora que el comprador de un piso nuevo aún no da importancia al grado de calificación energética: "Tiene una visión cortoplacista y le importa más el precio de adquisición que el ahorro que va a tener de por vida".

Gómez-Pintado reconoce que poco a poco los promotores se van mentalizando de la importancia de construir viviendas más sostenibles y da por hecho que "es una cuestión de tiempo que sea obligatorio". "Sinceramente, creo que la eficiencia es la única vía para edificar. Es imprescindible potenciarla, empezando desde la Administración, la empresa y la sociedad en su conjunto", considera.



Hipotecas incluso más baratas 

La eficiencia energética de una vivienda no sólo puede traducirse en un importante ahorro para el propietario en los recibos de consumos energéticos. También puede conllevar una financiación más atractiva para el comprador. La entidad Triodos Bank comercializa la primera hipoteca vinculada a la calificación energética de la casa a financiar. Este préstamo, sin un interés más alto el primer año y sin suelo, cuenta con un menor tipo de interés cuanto más sostenible sea la vivienda. Dicha ecohipoteca parte de un Euribor +1,35% si la vivienda es A+. El diferencial sube al 1,38% si tiene etiqueta A, al 1,41% en el caso de ser B y al 1,44% en los pisos C. La escalada del tipo llega hasta un máximo del 1,56%. De este modo, la oferta ligada a una casa de la máxima eficiencia de Triodos Bank se sitúa entre las mejores del mercado (excluidas las que lanzan los bancos para sus propias viviendas) en cuanto a precio. Sólo Kutxabank, CajaSur y Bankoa, que dan el Euribor +1% (eso sí, con un tipo inicial del 2% o más), abanderan un diferencial menor en el mercado, según el comparador de productos financieros 




Autor del articulo: Jorgue Salido Cobo @JorgeSalidoCobo
Publicado en: El Mundo Economía

viernes, 6 de marzo de 2015

Las eléctricas lo tienen claro: la luz volverá a subir este año


Todas las compañías eléctricas anticipan que durante este año los precios el mercado mayorista de electricidad subirán y, con ello, también el recibo de la luz. La factura que pagan los españoles podría aumentar hasta un 15% en 2015. 



Las compañías eléctricas auguran un 2015 con precios de la energía al alza. Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa anticipan que durante este año se incrementará el precio del mercado mayorista de la electricidad, cuya evolución determina ahora casi en exclusiva (con los peajes de acceso que fija el Gobierno congelados) si el recibo que pagan la mayoría de los españoles sube o baja. 

El año pasado el precio medio del mercado mayorista de la electricidad (también conocido como pool) se situó en 42 euros por megavatio hora (MWh). Las grandes eléctricas coinciden en ese precio se incrementará durante 2015. 

Las subidas que prevén las eléctricas 

Según las estimaciones que maneja Endesa, este año el precio medio previsiblemente se situará en el entorno de los 60 euros, lo que implicaría un incremento de casi el 43% en relación al pasado ejercicio. Iberdrola, por su parte, augura que el pool cerrará el ejercicio cerca de los 58 euros de media, un 38% más que en 2014, según desveló el director de Negocios de la eléctrica, Francisco Martínez Corcoles, durante la presentación de los resultados anuales del grupo. 

Y Gas Natural Fenosa, aunque no se atreve a anticipar una cifra concreta, también prevé que el pool registrará subidas. "Desde 2008 [el mercado mayorista] lleva una caída profunda que creo que ha llegado a su fin. El año pasado tuvo que ver el tiempo. Y lo razonable es que se produjera cierto repunte del pool eléctrico en 2015, tampoco muy exagerado", explicó el consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, en una conferencia con analistas con motivo de la presentación de las cuentas anuales el mes pasado. 

El componente energético del recibo de la luz, el que viene determinado por la evolución del pool, tiene actualmente un peso de en torno a un 37% en el precio final que pagan los clientes. Por ello, si se cumplen los incrementos del mercado mayorista que auguran las grandes compañías eléctricas, el recibo de la luz registraría una subida de entre el 14 y el 15% durante 2015. 

El mercado de futuros de la electricidad también augura incrementos del pool durante este año, pero no tan pronunciados como los que prevén las compañías. Según los datos del operador del mercado ibérico (OMIP), los futuros anticipan que el precio medio mayorista podría situarse en el entorno de los 48 euros en 2015, apenas un 14% más (lo que se traduciría en una subida en el precio final que pagan los clientes en el recibo de algo más de un 5%). 

¿Por qué subirá el pool? 

Durante la primera mitad del año pasado, el pool marcó niveles excepcionalmente bajos, fundamentalmente por el gran peso que tuvieron en la oferta la energía eólica y la hidroeléctrica por cuestiones meteorológicas (hubo una muy altas eolicidad y pluviosidad), lo que arrastró a la baja la media anual. Este año será difícil que se repitan estas condiciones meteorológicas excepcionales. 

Además, la demanda eléctrica vuelve a crecer, con el consiguiente presión en los precios. Y, al tiempo, la reforma eléctrica del Gobierno ha trasladado el coste regulado de interrumpibilidad al componente energético (antes estaba se abonaba mediante los peajes de acceso) y ha hecho que la energía eólica haya dejado de aportar energía a coste cero en el mercado mayorista. El resultado: el precio mayorista muy previsiblemente registrará esas subidas que anticipan las compañías. 

El nuevo recibo de la luz 

El Gobierno aprobó el año pasado una auténtica revolución en la factura de la luz. Tras suspender los resultados de la famosa y polémica subasta del tarifazo a finales de 2013 e intervenir el mercado eléctrico, el Ministerio de Industria introdujo un nuevo sistema para fijar los precios finales de la tarifa a la pagan la mayoría de españoles (la antigua TUR, ahora reconvertida en Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, PVPC). 

El recibo cuenta con tres componentes: peajes de acceso que cubren los costes regulados (distribución, transporte, retribución a renovables...), impuestos y el componente de energía (que cubre los costes de generación eléctrica). Los dos primeros componentes (peajes e impuestos) dependen directamente de la decisión discrecional del Gobierno. Y el tercero, el de energía, hasta el año pasado se fijaba con subastas trimestrales en la que participaban fondos de inversión, traders y las propias eléctricas; pero ahora, desde el pasado abril, se determina en función de la evolución continua del mercado mayorista de electricidad. 

Según el Ministerio de Industria, el año pasado el precio de la luz cayó un 5% para el consumidor medio. El Instituto Nacional de Estadística (INE), sin embargo, contabilizó un incremento del 4,4% de los precios de la electricidad en 2014, una diferencia motivada por el distinto procedimiento de cálculo (el Gobierno esgrime que el INE no contabiliza las devoluciones efectuadas por haberse cobrado de mas los primeros meses del año y que su cálculo se realiza para todos los hogares, mientras que los del Ejecutivo tiene en cuenta el efecto sobre el consumidor medio).


Autor: Dávid Page
Publicado en: Expansión

La luz baja un 5,4% en febrero, pero aún sube en lo que va de año


El recibo de la luz registró una bajada del 5,4% en febrero para el consumidor medio, si bien en lo que va de año acumula subidas del 1,1% con respecto al mismo número de días de finales de 2014, según datos recogidos por Europa Press a partir del operador del mercado y de la red eléctrica. 

En el mes de febrero, un consumidor pagó de media 47.86 euros por la electricidad, mientras que en enero había pagado 50,62 euros. En la comparativa se toman 28 días de enero, entre el 4 y el 31 de enero, para realizar un cálculo homogéneo. 

En los dos primeros meses del año, este consumidor desembolsó de media 103,36 euros por la electricidad, frente a los 102,15 euros en los dos últimos meses de 2014. En este caso, se comparan los 59 días transcurridos de 2015 con los 59 últimos días de 2014. 

En todo caso, si se compara el recibo de febrero con el de diciembre, y en concreto con los 28 últimos días de ese mes para ajustar la comparación, se aprecia una bajada del 1,15%. En enero la luz había subido un 3% con respecto a diciembre. Pese a que los precios actuales son inferiores a los de diciembre, a cierre de febrero aún no habían transcurrido el número suficiente de días a la baja para que se produzca un abaratamiento en términos acumulados. 

El consumidor medio, conforme a los criterios utilizados por el Ministerio de Industria, coincide con una familia con dos hijos con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y un demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh). 

En febrero, este consumidor pagó 13,16 euros por los peajes de acceso incluidos en la parte variable del recibo, a razón de 0,044027 euros por kilovatio hora (kWh), así como 22,67 euros por el coste de la energía, a razón de 0,075803 euros por (kWh), según se aprecia en la calculadora Lumios de REE. 

Además, pagó 12,03 euros por los peajes de acceso incluidos en la parte fija del recibo, conocida como término de potencia y situada en 35,649473 euros por kilovatio (kW) y año. Este precio de la potencia contratada es el mismo que en enero y en diciembre, ya que se revisó por última vez en abril de 2014. 

El Ministerio de Industria decidió congelar en enero los peajes de acceso, de modo que las variaciones registradas en lo que va de año responden al comportamiento del mercado mayorista de electricidad. 

El 'pool', a la baja 

El 'pool' registró un precio medio de 42,5 euros por megavatio hora (MWh) en febrero, lo que supone un descenso del 17% con respecto al precio del mes anterior, de 51,6 euros. 

De forma estimativa, a este coste de la energía se le asigna un peso del 37,48% sobre el recibo final, de modo que esta bajada presiona la factura cerca de un 6% a la baja. Otros componentes de la tarifa final son los impuestos, que suponen el 21,38%, y los peajes, cuyo peso es del 41,14%. 

Según el Ministerio de Industria, el precio de la electricidad bajó un 4,5% en 2014, lo que se suma al descenso del 3,9% en 2013 y contrasta con los incrementos anuales medios del 5,4% desde 2004. El Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula, con otra metodología, que el año pasado hubo una subida del 4,4%.


Fuente: Expansión

¿Qué sectores consumen más productos petrolíferos en España?


El sector transporte concentró el 65% del consumo de productos petrolíferos en el año 2013, según datos de Cores sobre la distribución de los consumos de productos petrolíferos desagregados por sectores económicos. Este sector, que agrupa el consumo de los combustibles utilizados, ya sea por carretera y ferrocarril, aviación nacional e internacional o navegación doméstica, emplea prácticamente el total de las gasolinas, los querosenos y los gasóleos de automoción. 

El segundo sector en importancia fue el industrial, con el 16% del consumo, que engloba los consumos que las diferentes industrias utilizan en apoyo a sus actividades principales. Dentro de este sector, la industria química y petroquímica, la construcción y la industria de los minerales no metálicos son las de mayor consumo de productos petrolíferos, principalmente gasóleos, fuelóleos y 'otros productos'. 

Por su parte, el grupo de 'otros sectores' representa un 12% del total y en el figuran el sector residencial, el comercial y público, la pesca y agricultura y el de silvicultura, que principalmente consumen gasóleos y GLP's. Mientras, el sector transformación, que incluye los consumos destinados a transformar un combustible primario en un producto energético secundario, concentró el consumo del 6% de productos petrolíferos en 2013. 

En último lugar, se encuentra el sector energía, con un 0,4% del consumo total, que engloba los consumos de las empresas energéticas en apoyo a sus actividades extractivas (minera, petróleo y gas) o en el funcionamiento de las actividades de operación de las plantas de transformación, así como el consumo en altos hornos no dedicado a transformación. Este sector únicamente emplea coque de petróleo y gasóleos. 

Predominio de los gasóleos 

Según la estadística, que se realiza por primera vez por Cores, en el total del consumo nacional predominan los gasóleos (57%), seguidos de los querosenos (11%) y las gasolinas (10%). En el 'mix' de este sector los productos predominantes son el coque (22%), los productos asfálticos (19%) y el resto de productos (32%), el 26% restante se reparte entre los gasóleos (12%), fuelóleos (7%), GLP's (4%) y lubricantes (2%). 

Por otro lado, están los sectores en los que predomina el uso de uno o dos productos, en los que el de mayor uso representa más de la mitad del consumo del sector. Este es el caso del sector transformación, en el que un 55% del consumo de 2013 correspondieron a fuelóleos y un 32% de gasóleos; del sector transporte, donde el 68% del consumo fueron gasóleos, el 16% querosenos y el 15% gasolinas; y de los 'otros sectores' que consumieron gasóleos en un 73% y GLP's en un 21%. 

El sector energía consume un 90% de coque de petróleo, y tan solo un 10% de gasóleos, siendo de esta manera el sector con mayor dependencia de un único producto. 

Asimismo, según la estadística, el 90% del consumo de los productos petrolíferos es de uso energético, correspondiendo al uso no energético el 10% restante. Los únicos productos que se destinan a usos no energéticos son GLP's, lubricantes, productos asfálticos, coque y el resto de productos. Solamente existe consumo de uso no energético en los sectores Industrial, Transporte y, en menor medida, 'otros sectores', concentrándose en el sector Industrial el 96% del total.






martes, 3 de marzo de 2015

¿Ha tocado suelo el petróleo? Razones a favor y en contra


Plataforma petrolífera en México

El mercado del petróleo registra estos días mucha volatilidad. Está claro que ha aparcado la caída a plomo del entorno del 60% que le hizo caer de sus máximos de junio del año pasado hasta los 51 dólares a principios de enero, pero ahora el crudo no termina de dar muestras de que repunta y deja atrás su senda bajista. 

En contra de esto, el oro negro sigue reaccionando a cada titular que le afecta. Hoy mismo, repunta un 1% por los enfrentamientos en Libia, que podrían rebajar la producción de este país, mientras que ayer cayeron con fuerza ante la posibilidad de que un acuerdo entre Occidente e Irán sobre su programa nuclear aumente la producción de crudo de este país, lo que agravaría el exceso de oferta del crudo. 

Estas son razones que invitan a pensar en que el petróleo ha tocado suelo y otras que llevan a la cautela. 

Razones para pensar que el crudo ha tocado suelo 
  1. Subida del 30% desde mínimos. El mes de febrero fue el primero que acabó con subidas del precio del petróleo desde junio del año pasado. El barril de crudo Brent subió un 18% en el segundo mes del año, mientras que el West Texas avanzó un 3,15%. Esta subida puede ser interpretada como una señal de que el crudo podría haber tocado suelo y a partir de ahora comenzará un progresivo proceso de normalización aunque ya ninguna firma de análisis ni banco de inversión cuenta con que el barril de petróleo regrese a los tres dígitos, al menos, en los dos próximos años. 
  2. Mejores datos económicos, más demanda. En el mercado de petróleo existe un exceso de oferta que se cifra en unos 2 millones de barriles al días. Como la oferta es mayor que la demanda, es decir, hay más petróleo del que se consume, su precio ha caído con fuerza en los últimos meses, sobre todo debido a la decisión de la Organización de Países Exportadores (OPEP) de mantener su producción diaria en los 30 millones de barriles. En las últimas semanas, varias cifras mejores de lo esperado en grandes consumidores de crudo como la zona euro o, sobre todo, China, han contribuido a mejorar las expectativas de demanda de este recurso, lo que animaría al petróleo a seguir subiendo. 
  3. Menos inversiones de las petroleras. "El anunció de varias petroleras, señalando que los menores precios del barril de crudo conllevarían a una reducción de la inversión, sirvió como detonante para el rebote", explican desde Banca March en su informe mensual de marzo. En efecto, una tónica general en la presentación de resultados de muchas de las compañías petroleras ha sido el anuncio de una reducción de sus inversiones en nuevos proyectos como consecuencia de la caída del precio del crudo, que hace menos rentables dichas inversiones. Esto debería traducirse en una menor producción de petróleo, o lo que es lo mismo, debería ayudar a equilibrar el mercado de crudo y frenar su fuerte desplome. Por ejemplo, en el caso de Rusia, hoy mismo se ha conocido que su producción de petróleo caerá en torno a un 8% los dos próximos años a causa de la reducción de inversiones de las empresas petroleras en Siberia como consecuencia de la caída del precio del crudo y de las sanciones occidentales. 

Razones en contra de que el crudo haya tocado suelo 
  1. Posible acuerdo con Irán. Esta semana puede ser clave en las negociaciones que mantienen Irán y Occidente sobre su programa nuclear. En caso de que finalmente se alcance un acuerdo, el país persa, que forma parte de la OPEP, podría aumentar su producción de petróleo, ya que vería eliminadas las reducciones que les imponen las sanciones occidentales. Esa fue, de hecho, la razón de la fuerte caída del precio del petróleo en la sesión de ayer. Fue su mayor caída diaria en un mes. Esta noticia sería un importante alivio para Irán, que es muy dependiente de la producción de petróleo, pero por razones obvias contribuiría a que el precio del crudo siguiera bajando, ya que implicaría más producción mundial de crudo. 
  2. Exceso de oferta. La realidad sigue demostrando que existe un exceso de oferta en el mercado de crudo que es la razón principal de su fuerte descenso en los últimos meses. Por ejemplo, cada semana se bate un nuevo récord desde que existen registros en las reservas de petróleo en Estados Unidos. Es solo un indicador del exceso de producción de petróleo en el mundo que, de momento, la demanda no logra cubrir. En el caso de Estados Unidos, uno de los países donde más está creciendo la producción de petróleo gracias a la revolución del fracking (contra la que, en buena medida, actúa la OPEP con su decisión de ganar cuota de mercado), es cierto que la caída de precio del crudo ha provocado cierres de plantas de extracción petrolífera en aquel país. Pero, aun así, de momento ni estos cierres ni la reducción de inversiones de las compañías petroleras se traducen en una menor producción de petróleo. 
  3. Firmeza de la OPEP. Quizá sea el argumento de más peso a favor de mantener cautela sobre la posibildiad de que el crudo haya tocado suelo. La OPEP sigue siendo un actor protagonista en el mercado de crudo y este cártel de doce países, sobre todo los del Golfo, que son los que llevan la voz cantante en la organización, no da señales de pretender cambiar su política. En diciembre, los miembros más poderosos de la OPEP (en especial, Arabia Saudí) decidieron mantener estable la producción para ganar cuota de mercado y dañar a los productores de crudo a los que les cuesta más extraer el oro negro. 

Aunque hay países de la OPEP contrarios a esa decisión que han pedido incluso que se celebre una reunión extraordinaria del cártel para actuar en defensa de los precios (Venezuela, Nigeria, Irán, Ecuador), lo cierto es que los países más importantes del grupo mantiene inalterable su posición y, mientras eso no cambie, no es probable que la OPEP recorte la producción y ayude a subir el precio del petróleo. Prueba de la firmeza de la OPEP es que el mes pasado volvió a superar su cuota oficial de producción. Es la novena ocasión seguida en la que esto sucede.


Fuente: EFE